29 de agosto de 2009

1º En concierto... (Taller de redacción)

Parado en aquel espacio, sentía los minutos correr lenta pero ansiosamente, mi corazón comenzaba a agitarse y de repente nacían ríos por todo mi cuerpo, era imposible controlarme, mis manos me traicionaban seguidas de todos mis sentidos y aunque no podía observar nada, a lo lejos podía escuchar ruidos, gritos, aplausos y aclamaciones directas a mi nombre.

Mire hacia lo que creía era el frente, y por fin pude ver una pequeña luz, que entraba en mis pupilas provocándome una ceguedad inmensa y que me preparaba para lo que me iba a enfrentar.

Los gritos aumentaban y la visibilidad empezaba a ser mas clara, los contornos de las cosas se definían y podía observar a todas aquellas personas que buscaban entrar a un mundo de fantasía, a mi mundo.

Nunca me había sentido tan intimidado, todas aquellas miradas escarbaban hasta el mas mínimo detalle de mis expresiones, por un momento me sentí en una jaula llena de leones, en donde esperaban algún movimiento mío para poder devorarme o ser mis mas grandes guardines.

Entre tanta bulla, lo encontré ahí, frente a mí, retándome, buscando la manera de hacerme quedar mal ante aquellas personas, su fino y delicado cuerpo me atraía a poder tocarlo, hasta llegar a besarlo, me acerque hacia a el y los gritos poco a poco aumentaban, cada vez me hacían sentir como el bicho mas raro que pueda existir en el universo, y no precisamente mal, sino afortunado de ser único. Llegue hasta a el y lo tome de su delicada cintura, estaba realmente frio y se negaba acomodarse en mi regazo, acerque mis labios hacia los de el y ante su tal imponencia lo logre hacer mío.

Ante tal descuido no me había percatado de la sinfonía de aves que comenzaban a revolotear por toda la habitación, una a una se juntaban para formar sonidos hermosos pero descarriados; ahora con mi gran amigo sobre mi pecho sabía que podía guiar a todas aquellas aves, lenta pero cautelosamente llame a la primera, la cual me llevo a la segunda, la tercera no se hizo esperar y cada vez mas y mas me obsesionaba para controlarlas y llegar a hacer una danza de sonidos.

El calor aumentaba y los gritos exageraban, mi voz crecía y llegaba hasta el mas profundo de los rincones de ese lugar, pero ante todo lograba hacer lo que una vez me prometí, “Llevarte a un mundo de sueños e ilusiones, escapar del dolor, del sufrimiento y de la tormenta diaria”.

El tiempo buscaba la manera de ir cada vez mas rápido, pero lo que nunca se imagino, es que aquellos minutos que le pude robar, fueron los mejores de mi vida; Los gritos seguían, pero lentamente la luz volvía a desaparecer, se deslizaban las cortinas y me volvían a cegar, me llevaban a aquella oscuridad con la que empecé.

Mi corazón no paraba de latir y mientras me creía todo lo que había vivido, pensaba que aquella experiencia, siempre me llevaría a lo que muchos llaman... “Tocar el cielo”.